lunes, 26 de septiembre de 2016

El monticulo está de luto


Por: Maria Elena González
Cuando hablamos de muerte, automáticamente nos vienen pensamientos de tristeza a nuestras cabezas, pero cuando se trata de una persona tan especial, aún más. Desde aquella trágica noticia en la que informaban el fallecimiento del pitcher José Fernández, el mundo del deporte se hundió de una inmensa desolación al saber que el As de los Marlins ya no volvería al montículo.

Tras el anuncio del equipo, en el que le informaba que el día domingo no jugaría ante los Bravos de Atlanta, el joven cubano nunca se imaginó que en ese momento no volvería más al diamante de juego.

La historia de Fernández sin duda dejo a muchos con el corazón roto. Nació en Santa Clara, Cuba el 31 de Julio de 1992, allí comenzó su pasión por la pelota en la Escuela de Iniciación Deportiva Escolar (EIDE) centro que reúne a talentos deportivos.


Pero la situación que vivía su país lo impulsó a lanzarse al mar para lograr un futuro mejor en los Estados Unidos. Fueron tres conatos fallidos de desertar, en varias ocasiones fue capturado por las autoridades cubanas cuando hacía el intento de escapar de Cuba para reunirse con su padre que estaba en Tampa desde el 2005.

Esa desesperación por huir, hizo que el joven permaneciera varios días en el inmenso mar, perdido. Fue entonces hasta ese 2008, que con tan solo 15 años de edad y por cuarta vez, por fin lo consiguió. Fue un trayecto amargo, difícil para él, pues su madre había caído al agua y Fernández nadó hasta rescatarla. Después de eso lograron llegar a las costas americanas.

A partir de allí su historia cambió. Se dio a conocer por su gran corazón, por el amor a su madre y abuela en donde públicamente recordaba que “PRIMERO LA FAMILIA” y con esa personalidad que los caracterizaba cuando llegaba al campo de juego.


En el 2013, los Marlins de Miami le abrieron las puertas y ese mismo año fue premiado como Novato del Año de la Liga Nacional y durante dos años fue parte del equipo de las estrellas.

Sus lanzamientos veloces de 94 a 97 millas por hora y con un repertorio de cambios, logró obtener el récord de los delfines con más de 253 ponches.


Pero era más su personalidad extrovertida la que hacía que el derecho se robara el amor de muchos. Hoy sus familiares, compañeros de equipo, periodistas y fanáticos, lloran su partida. Ese domingo 25 de septiembre del 2016, tras un aparatoso accidente en un bote en Miami Beach, dejo sin duda un vacío en el montículo y en el corazón de quienes lo admiraban y querían.


El pitcher hizo su mejor lanzamiento junto a Carla Mendoza (quien era su actual pareja) y unos días antes de partir al cielo había publicado en sus redes: “Estoy muy feliz de que hayas llegado a mi vida. Estoy listo para ir adonde nos llevará este viaje juntos. #primerolafamilia” anunciando que sería papá.

Lamentamos su muerte, pero estamos seguros que el cielo está de fiesta ante la llegada de este ángel. Que en paz descanses “BRAZO DE ORO”.

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